La viruela del simio, también conocida como mpox , es una enfermedad viral que puede representar un riesgo particular para los profesionales de la salud, incluidos los podólogos. Aunque la transmisión de este virus se produce principalmente por contacto directo con lesiones cutáneas o por gotitas respiratorias durante un contacto cercano, el entorno de una consulta de pedicura-podología puede ofrecer condiciones propicias para una posible contaminación. Este artículo examina los riesgos específicos que los podólogos pueden enfrentar y ofrece estrategias para protegerse mejor y al mismo tiempo garantizar la seguridad del paciente.
Riesgos específicos en un consultorio de pedicura-podología
El trabajo de un podólogo implica un contacto directo y prolongado con los pies y piernas de los pacientes, que pueden tener lesiones cutáneas, erupciones u otros signos de infección. En el contexto de la viruela simica, los riesgos aumentan en las siguientes situaciones:
- Contacto directo con lesiones cutáneas: la viruela del mono a menudo se presenta con erupciones cutáneas que pueden estar presentes en los pies o las piernas. Trabajar directamente en estas zonas expone al podólogo a riesgos de contaminación si no se toman las precauciones adecuadas.
- Manipulación de objetos potencialmente contaminados: Los instrumentos utilizados para la atención podológica, así como las superficies de trabajo, pueden convertirse en vectores de transmisión si no se siguen rigurosamente los protocolos de desinfección.
- Proximidad al paciente: Aunque la transmisión por vía respiratoria es menos común que por contacto directo, es importante protegerse en ambientes cerrados como una oficina donde las interacciones son cercanas.
Cómo protegerse eficazmente
Para reducir el riesgo de transmisión de la viruela simica en la consulta, es fundamental adoptar medidas de protección estrictas:
- Uso de guantes de nitrilo: Los guantes de nitrilo brindan una protección eficaz contra el contacto directo con lesiones infectadas. Deben cambiarse entre cada paciente y eliminarse adecuadamente para evitar la contaminación cruzada.
- Uso de una mascarilla FFP2: aunque la viruela del mono no se transmite fácilmente por el aire, se recomienda usar una mascarilla FFP2 para evitar la transmisión a través de gotitas respiratorias, especialmente durante procedimientos prolongados o en espacios poco ventilados.
- Desinfección rigurosa del instrumental: Todo el instrumental reutilizable debe esterilizarse entre cada uso. Las superficies de trabajo, sillas y cualquier otro equipo que haya estado en contacto con un paciente deberán desinfectarse después de cada consulta.
- Protección de los ojos: Se recomienda el uso de gafas protectoras o visera para evitar salpicaduras accidentales de fluidos corporales infectados.
- Gestión de desechos médicos: asegúrese de que los guantes, máscaras y otros materiales de un solo uso se eliminen en contenedores apropiados para desechos infecciosos.
- Higiene de manos: El lavado regular de manos con agua y jabón, o el uso de soluciones hidroalcohólicas, es fundamental antes y después de cada contacto con un paciente o superficies potencialmente contaminadas.
Los podólogos deben estar especialmente atentos a los riesgos de la viruela simica, debido a que su trabajo implica contacto directo con la piel de los pacientes. Siguiendo las recomendaciones de protección individual y fortaleciendo las medidas de higiene dentro de la práctica, es posible minimizar los riesgos de transmisión sin dejar de brindar una atención de calidad. La seguridad de los pacientes y del personal es fundamental, y ello requiere un rigor constante en la aplicación de los protocolos sanitarios.
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